Café colombiano del Quindío conquista los paladares surcoreanos

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05 de Marzo de 2018
Un trabajo conjunto entre la finca La Morelia en el Quindío, Amativo y Angel -in- us, lleva lo mejor del café colombiano a 37 de sus 800 tiendas de Corea del Sur.


Ver un puñado de coreanos caminando por cafetales en la tradicional finca La Morelia, maravillados con el verde del paisaje, el aroma del café y la calidez de la gente, no deja de ser una imagen llamativa.

Ya no es una escena poco frecuente gracias a Amativo, una compañía fundada hace tres años en Medellín que se dedica a la exportación de cafés diferenciados, con variedades exóticas y con trazabilidad, a 10 países del mundo.

“Desde el primer día encontré lo que buscaba. El sabor es excelente y mi barista y yo estamos muy sorprendidos con el sabor. El aroma es perfecto, tienen diferentes tipos de sabores, es maravilloso”, Jung Ah Kang, Gerente de Mercadeo y Promoción de Angel -in- us
“Desde el primer día encontré lo que buscaba. El sabor es excelente y mi barista y yo estamos muy sorprendidos con el sabor. El aroma es perfecto, tienen diferentes tipos de sabores, es maravilloso”, Jung Ah Kang, Gerente de Mercadeo y Promoción de Angel -in- us

Recientemente recibió la visita de Jung Ah Kang, la gerente de Mercadeo y Promoción de Angel -in- us, empresa que hace parte del conglomerado empresarial Lotte, uno de los más robustos de Asia y con más de 800 locales en ese país asiático.

Recorrió los cafetales de la finca La Morelia en el Quindío, para conocer la procedencia del café que ya degustan los coreanos en sus tiendas. 

“Me gusta de Colombia las montañas y el cielo, es muy romántico. La gente es amigable, incluso la comida es similar a la coreana. Queremos presentar en Corea más que el café colombiano. Se puede comprar el café colombiano en Corea, pero no la cultura colombiana. Quiero vender el café con la cultura colombiana, que es emocionante, divertida y alegre. Me gusta”, asegura la señora Kang. 

Con frecuencia Amativo invita a clientes provenientes de diferentes partes del mundo para que conozcan de primera mano el origen del café que ofrecen en lugares como Corea del Sur, China, Estados Unidos, España y Chile. Los llevan a visitar las fincas a las que le compran el café, en departamentos como Antioquia, Risaralda, Quindío, Valle del Cauca y Nariño.

“La idea es conectar nuestros clientes de Corea y de Asia, invitándolos a Colombia para que conozcan la cultura del café y que conozcan cómo se prepara su café. En los tres años de Amativo hemos traído muchos compradores de café, nuestros clientes, también periodistas para compartir todo lo que es Colombia y el café de Colombia”, señala el empresario.

Amativo es también un ejemplo de aprovechamiento de los beneficios del TLC entre Colombia y ese país asiático
Amativo es también un ejemplo de aprovechamiento de los beneficios del TLC entre Colombia y ese país asiático

De Armenia a Seúl

Corría el año 2012 cuando Mark Kang, un joven coreano con el anhelo fundamental de mejorar su nivel de español y hacer una Maestría en Negocios Internacionales en Latinoamérica, encontró en la universidad EAFIT la opción que buscaba. En ese entonces ignoraba que a través de Google y a un clic de distancia estaba plantando la semilla de lo que hoy es un exitoso e innovador proyecto de emprendimiento.

“Es una historia muy rara. Llegué a Colombia básicamente para estudiar, pero encontré la universidad en Google. Puse: ‘Maestría en Negocios Internacionales’ y ‘español’ y apareció EAFIT. Apliqué y en 2012 llegué a Medellín”, recuerda Kang.

Cumplió con su cometido. Hoy habla un impecable castellano, enriquecido con cierto acento ‘paisa’. Mark es además una de las cabezas visibles de Amativo, junto a sus tres socios antioqueños: Daniel Velásquez, Mateo Jiménez y Juan Sebastián Franco.

Gracias a las exportaciones genera más de 120 empleos indirectos y el 90% de sus ventas corresponden a las ventas en el exterior. Desde sus inicios, la compañía instaló una oficina en Corea del Sur con la idea de conquistar el Lejano Oriente y, con el acompañamiento de ProColombia, comenzó a transitar con éxito el camino de la exportación. Hoy ya tiene también una oficina de Shanghai, China. 

“Desde Corea estamos exportando café colombiano a Hong Kong, a Taiwán y también hemos exportado a China y Malasia”, señala Kang, que desde el génesis de la compañía dirige la oficina de Amativo en Corea del Sur. 

Amativo es también un ejemplo de aprovechamiento de los beneficios del TLC entre Colombia y ese país asiático, puesto que, según Kang, el Acuerdo hace que los productos colombianos “sean más competitivos en el mercado coreano”.

“El TLC para nosotros es muy favorable, porque la tarifa de importación es cero para nuestro café, entonces entra a precios muy competitivos”, señala por su parte Daniel Velásquez, socio de Kang y director regional de Amativo Colombia.

Daniel no supera los 30 años pero habla con la firmeza de un experimentado empresario. Explica que la idea de exportar y de aliarse con caficultores locales para generar impacto social estuvo presente desde la fundación misma de la compañía.  

“Desde el principio dijimos: aquí hay que crear un modelo logístico con una infraestructura diferente, por lo que decidimos crear la empresa en Corea del Sur y en Colombia”, señala.

Al igual que sus socios, ha tenido la oportunidad de viajar a diferentes partes de Asia, lo que sembró en él la idea del mundo globalizado, el mismo que se ha convertido en sello de la empresa. 

“Pensamos: de pronto hacer las cosas desde Colombia no es suficiente, de pronto hay que salir al mundo y ofrecer nuestros productos y servicios. De entrada nacimos como una multinacional pequeña”, relata. 

Al ser consultado sobre cómo lograr que empresarios coreanos atraviesen el mundo para llegar hasta Colombia, Daniel Velásquez se remite al caso de Angel -in- us: “Estuve en Seúl en noviembre y me senté con ellos, al lado mío estaba ProColombia. Cuando tienes ese apoyo institucional no es solo una empresa sino una empresa respaldada por Colombia”.

Angel -in- Us y La Morelia

Jung Ah Kang se ve feliz en Colombia. Recuerda la imagen de Juan Valdez en anuncios publicitarios de café en Corea del Sur durante la década de los ochenta y noventa. 

La señora Kang es amigable, sonriente y sencilla. Encontró en Colombia y en la finca La Morelia, ubicada en Armenia, Quindío, la calidad de café que esperaba. El sabor y aroma del café incluso superaron sus expectativas. 

“Desde el primer día encontré lo que buscaba. El sabor es excelente y mi barista y yo estamos muy sorprendidos con el sabor. El aroma es perfecto, tienen diferentes tipos de sabores, es maravilloso”, consideró la señora Kang.

Señala que los coreanos aman el café, pero ignoran su origen. Insiste en que cambiar esa situación es uno de los objetivos de su visita a Colombia.

Cuando finalmente el negro de la noche se impuso a los colores pastel del atardecer cafetero, la señora Kang dijo: “¡Beautiful! ¡Colombia bonita!
Cuando finalmente el negro de la noche se impuso a los colores pastel del atardecer cafetero, la señora Kang dijo: “¡Beautiful! ¡Colombia bonita!

De repente va cayendo la tarde y el cielo se tiñe con tonalidades que pasan con facilidad del violeta, al rosado y al naranja. Esos colores casi indescriptibles interrumpen la cata de café en La Morelia. Con cámaras y celulares, todos quieren captar la maravillosa escena.

Cuando finalmente el negro de la noche se impuso a los colores pastel del atardecer cafetero, la señora Kang dijo: “¡Beautiful! ¡Colombia bonita!

Y se retiró llevando consigo no solo el sabor del café colombiano, sino en su retina la majestuosidad de la puesta del sol en un tradicional cafetal colombiano. Un típico paisaje de la Colombia que amamos, de esa Colombia “bonita”.