
Es así como esta nueva tendencia del comercio abre una oportunidad especial para Colombia, de posicionarse en el continente americano como una gran plataforma exportadora para toda la región, sacando provecho de las numerosas ventajas con las que ya contaba el país, pero que se han potenciado en esta “nueva” normalidad.
La inversión extranjera directa será clave para muchos países en términos de recuperación económica. Sin embargo, se verá gravemente afectada en 2020 y un poco menos en 2021 a causa del Covid-19. Según la UNCTAD, se espera que los flujos de inversión disminuyan hasta un 40 por ciento en 2020 y continúen disminuyendo entre un 5 y un 10 por ciento en 2021.
Escenarios como la mencionada pandemia del Covid-19 o la guerra comercial entre Estados Unidos y China, han hecho notable la necesidad que tienen los países de repensar sus estrategias de atracción de inversión y las empresas de replantear sus modelos de desarrollo y funcionamiento en esta coyuntura. Es evidente que la producción del mundo está muy concentrada en unos pocos lugares, pero la “nueva” normalidad nos ha demostrado que la búsqueda de la eficiencia de la producción ya no es la principal motivación para la inversión, sino la capacidad de garantizar un suministro constante a sus consumidores.
La transformación esperada de la producción internacional por este y otros factores brinda oportunidades para el desarrollo, como la promoción de inversión en búsquedarecuperación de resiliencia, la creación de cadenas de valor regionales y la entrada en nuevos mercados a través de plataformas digitales. Sin embargo, el aprovechamiento de estas oportunidades requerirá un cambio en las estrategias de desarrollo en las empresas, como sugiere la UNCTAD.
Se espera que, a medio y largo plazo, los flujos de IED comiencen a recuperarse en línea con los cambios estructurales en el comercio mundial. Uno de los resultados más importantes de la pandemia Covid-19 es la necesidad de las empresas de reestructurar su producción para asegurar su cadena de suministro y minimizar los costos. Este equilibrio entre resiliencia y eficiencia impulsa a las empresas a diversificar su producción y ubicarse más cerca de sus consumidores, evitando una posible irrupción en la cadena de suministro. Como resultado, la crisis del Covid-19 liderará el camino hacia la promoción de las inversiones en búsqueda de resiliencia, mediante la construcción de nuevas cadenas de valor regionales.
Así pues, esta búsqueda de la resiliencia será uno de los factores que impulsará la actual tendencia de inversión hacia el nearshoring, una estrategia de internacionalización que le permite a las compañías adaptar sus procesos productivos a la nueva dinámica del comercio internacional, llevándolas a relocalizar sus operaciones en una ubicación más cercana a los mercados atendidos, en línea con la regionalización de las cadenas de valor anteriormente mencionada. Esta tendencia puede llegar a percibirse como un proceso de desglobalización, la cual ya ha empezado a mostrar señales de estancamiento y un impacto negativo en las nuevas dinámicas del comercio internacional, debido adaa la amplia dispersión geográfica de los eslabones de las cadenas productivas de las empresas.
Disminuyendo el nivel de fragmentación de las cadenas de valor y la dispersión geográfica de las mismas, el modelo de nearshoring busca la simplificación de los procesos productivos de la compañía, lo que le permitirá al empresario ejercer un mayor control sobre los mismos, una mayor concentración del valor agregado y más flexibilidad en su producción. Es importante mencionar que la digitalización y automatización son factores que juegan un papel fundamental dentro de este modelo.
En un futuro inmediato, las decisiones de dónde realizar nuevas inversiones estarán ligadas a las condiciones que un país puede ofrecer como destino para el nearshoring. La estabilidad política, la ubicación estratégica del país, la fortaleza institucional, un ecosistema tecnológico bien preparado y un marco jurídico competitivo, serán factores clave para determinar el destino ideal para un proyecto de IED.
Así es como todos estos cambios y tendencias que trae consigo la “nueva” normalidad a la cual el mundo entero está entrando, sitúan a Colombia como uno de los países con mayor oportunidad de atraer capital extranjero, en especial bajo este modelo, aprovechando sus condiciones óptimas para servir como una plataforma exportadora para toda la región.
Colombia es un destino ideal para mitigar los riesgos que trae consigo la nueva dinámica del comercio internacional en la era post-Covid-19. El país se ha destacado por mantener una estabilidad política y una solidez en sus instituciones, que lo han llevado a ser una de las mejores democracias de América Latina. Esta estabilidad le ha permitido mantener relaciones duraderas y fructíferas a lo largo de los años con la mayoría de los países del continente, con los cuales ha logrado expandir su red de acuerdos de comerciales, obteniendo acceso preferencial al 97% de ellos. Cabe resaltar que, en este contexto, Colombia es el país latinoamericano que tiene el acuerdo comercial con las mejores condiciones de acceso a Estados Unidos, el mayor mercado importador del mundo.
Por otro lado, su ubicación estratégica en medio de las Américas posiciona al país como el mejor punto para el abastecimiento regional de bienes y servicios en la región, ofreciéndole a las empresas una logística competitiva en términos de tiempo y tarifas para acceder a todos los consumidores del continente. Por supuesto, todos estos factores deben ir de la mano con un ecosistema tecnológico desarrollado y que cumpla con los estándares necesarios para la "nueva" normalidad en la recuperación post-COVID-19. En este punto, Colombia destaca por ser uno de los mercados de TI más grandes de América Latina y por contar con instituciones y políticas de peso, encaminadas al crecimiento y fortalecimiento constante de la infraestructura tecnológica del país.
Por otro lado, los inversionistas buscan entornos que sean favorables para el desarrollo de sus proyectos, pero también que sean rentables. En este factor, el país ofrece uno de los regímenes fiscales más atractivos de la región, gracias a los beneficios especiales otorgados a las mega inversiones y en zonas francas.
Colombia considera la inversión extranjera directa como un factor clave para el desarrollo económico y un elemento muy importante para la recuperación económica después del Covid-19. Así pues, el nearshoring parece ser la oportunidad perfecta para que el país aproveche todas las ventajas que tiene y siga en línea con su objetivo de atraer inversión de calidad y eficiencia, que le permita seguir destacando como uno de los principales receptores de IED en América Latina.