
Fecha de publicación del contenido
No obstante, hay otros segmentos en los que el país tiene grandes oportunidades de crecimiento. Uno de ellos es el turismo romance, en el que más allá de las bodas destino, también están incluidas celebraciones y ocasiones especiales como las propuestas de matrimonio, las renovaciones de votos y, desde luego, las lunas de miel.
Lo anterior quedó demostrado en la reciente edición de los World Travel Awards, en los que Cartagena se impuso como mejor destino para lunas de miel de Suramérica y se destacó como una de las ciudades más románticas de la región.
Sin embargo, la formación y la capacitación son factores esenciales a la hora de capitalizar todo ese potencial. Consciente de ello, ProColombia llevó a cabo una Misión de Aprendizaje en México, país referente en el segmento, la cual se desarrolló con apoyo de Fontur y en alianza con la International Association of Destination Wedding Professionals (IADWP) del 26 al 31 de agosto del presente año.
Dicha Misión, que contó con la participación de 15 actores de la industria, entre hoteles, recintos, operadores y entidades de promoción, tuvo por objeto potenciar las capacidades de los empresarios y entidades participantes, brindándoles herramientas para elevar el nivel de especialización en materia de turismo romance y sus distintas categorías, así como fortalecer sus habilidades de comercialización en mercados internacionales.
A continuación, algunas conclusiones de la Misión de Aprendizaje:
Es necesario trabajar unidos: la experiencia mexicana indica que una vez el sector entendió que debían sumar esfuerzos en favor del desarrollo de ese nicho, se cristalizó un crecimiento que llevó el producto a un nuevo nivel.
Diversificar el portafolio: es fundamental ampliar el portafolio apalancados en conceptos como la creatividad y la innovación. Dentro del negocio de las bodas, y en general del turismo romance, existen servicios complementarios que son muy lucrativos y que van más allá del arrendamiento del salón y del catering. Por ejemplo, en las bodas hay sesiones previas de spa para la novia y su Corte, entre otros.
Ampliar la oferta del destino: Un mismo destino puede atender distintos tipos de mercados, de viajeros y de nichos. Desde bodas grandes de cientos de invitados, hasta eventos más pequeños en hoteles boutique. Además, se debe ajustar la oferta y prestar un servicio de excelencia a contrayentes de distintas nacionalidades, estilos, intereses y expectativas.
La apuesta de ProColombia
De acuerdo con un estudio de ProColombia, una boda deja una derrama económica de US$ 30.000 en el destino, sin contemplar tiquetes o estadías extra. Cabe destacar que esa es precisamente la categoría más común asociada al turismo romance, es decir aquellos eventos en los que los contrayentes deciden casarse en un lugar distinto a su ciudad de residencia, por lo que ello implica tanto su desplazamiento al sitio donde se va a realizar la boda, como el de sus invitados. Esto activa los diferentes eslabones de la cadena turística.
Es por ese motivo que ProColombia se la está jugando por convertir a Colombia en la sede de bodas destino en la región aprovechando los atributos del país en ese sentido.
Si bien ya hay un camino recorrido, es claro que el país aún tiene mucho por hacer para llegar a competir con el flujo de bodas celebradas en países como México, donde un solo hotel puede albergar 5.000 bodas al año.
Con ese propósito en mente, ProColombia desarrolló un plan piloto en 2019 con la Oficina Comercial de Panamá para ampliar la narrativa de bodas destino y contar de manera aún más asertiva que el país goza de destinos turísticos maravillosos; que cuenta con una infraestructura hotelera y de recintos idónea para ser sede de este tipo de eventos; y que los empresarios colombianos ofrecen portafolios amplios y diversos.
En el país pueden escoger desde una playa paradisíaca en San Andrés o Santa Marta; un castillo rodeado de hermosas flores en Medellín, la ciudad de la eterna primavera; hasta el roof top de un hotel en la cosmopolita Bogotá. Incluso Colombia ofrece la posibilidad de celebrar bodas en recintos públicos, como los baluartes de Cartagena, o en lugares que ofrecen experiencias más cercanas a la naturaleza, como haciendas rodeadas de cafetales; los Llanos Orientales, con sus alucinantes atardeceres; o el desierto de la Tatacoa.
Sin embargo, al tener competidores como el citado México, e incluso Jamaica y República Dominicana, la entidad decidió agregar valor a la oferta colombiana en la materia y estableció una alianza con el eje de Exportaciones para robustecer su propuesta al mercado internacional.
Por eso, a las fortalezas de Colombia como sede de bodas, se agregó la calidad de la línea de moda nupcial de los diseñadores colombianos, así como los materiales, pedrería y técnicas manuales de costura, muy valoradas por las parejas y organizadores de eventos de esta índole. Además, los precios en el país son muy competitivos, al compararlos con la oferta disponible en ciudades como Nueva York.
El país también ofrece tarifas muy cómodas en el que es el principal insumo de la decoración de las bodas: las flores. Esto, entre otros aspectos, gracias a la gran cantidad de especies de flores presentes en territorio colombiano y su amplia producción, que lo convierten en el segundo exportador mundial.
Desde luego que aún queda un largo trecho por recorrer, pero Colombia avanza con paso firme y aprovechando otro tipo de ventajas como el marco jurídico que permite matrimonios de parejas del mismo sexo.
En conclusión: Colombia tiene todo para convertirse en un destino muy atractivo para el turismo romance y cada una de sus categorías.